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The Blacklist – Temporada 10 (última temporada)

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

La décima y última temporada de The Blacklist es un poco como el final de Lost: polémica y divisiva, con muchas imperfecciones, aunque fiel a sus personajes. Cuando podía esperarse que se volviera a poner el foco en el enigma respecto a la verdadera identidad y motivaciones de Raymond Reddington, la serie eligió ir para otro lado, haciendo hincapié en la relación entre Red y la unidad especial del FBI con la que trabaja. Primero, a partir del enfrentamiento con Wujing (Chin Han), un antiguo integrante de la Lista Negra que establece alianzas con otros perjudicados y traicionados por Red. Si ese conflicto amaga con ser el principal, es cerrado a mitad de temporada gracias a un plan rebuscadísimo y muy astuto de Red, cuyo único defecto es que lleva a su vínculo con el FBI a una crisis casi terminal. La segunda mitad coloca como enemigo central a Arthur Hudson (Toby Leonard Moore), un congresista incorruptible al que se le despierta la curiosidad por los fondos destinados a la unidad del FBI y empieza a sospechar (con algo de razón) que hay algo turbio detrás de todo el asunto. A la par, comienza a darse el giro más interesante a nivel dramático, que es la progresiva disolución del imperio criminal de Red, pero por decisión propia, en una sucesión de actitudes de desprendimiento desconcertantes y a la vez lógicas. Así, en los últimos capítulos, conviven la intriga con una lenta despedida, con los integrantes de la unidad del FBI tratando de permanecer -o, al menos, salvar el honor-, mientras Red delinea un retiro que es tan profesional como físico y espiritual. Es cierto que todo esto sucede mientras, por un lado, se incorporan a la unidad del FBI Siya Malik (Anya Banerjee), hija de Meera Malik, y Herbie Hambright (Alex Brightman), un asociado de Red que es como el nuevo freak simpático. Y que esas incorporaciones suceden en detrimento de las salidas de los agentes Park y Mojtabai (este último apenas aparece unos minutos en el primer capítulo de la temporada), que se dan de manera bastante desprolija y arbitraria. Pero, a cambio, los dos episodios finales (que llevan el nombre de Reddington en sus títulos), aún con sus idas y vueltas dramáticas, son esencialmente una gran elegía que combina melancolía, arrojo y sabiduría, incluyendo un gran monólogo a cargo de Dembe sobre el carácter bellamente explosivo de Red y su influencia en otras personas. En cuanto a los últimos minutos, que prácticamente van de la mano de una reversión de A mi manera (My Way), a cargo de los Gipsy Kings, son delirantes y a la vez conmovedores. Y el último plano es sencillamente notable: una despedida perfecta para lo que fue Reddington como personaje y hasta representante de un modo de vida. Aún con sus desniveles, The Blacklist encontró un cierre inolvidable para su larguísima y casi inverosímil historia.

-La décima y última temporada de The Blacklist está disponible en Netflix.


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