Por Mex Faliero
La aparición de la que parece ser la líder de una célula terrorista en un campo de refugiados ubicado en la frontera entre Turquía y Siria despierta las alertas de la mayoría de las agencias de seguridad del mundo: franceses, británicos, norteamericanos, todos llevan adelante una cacería para quedarse con el botín. ¿Pero quién es esta mujer realmente? Y es más… ¿quién es la espía que va tras sus pasos, para rescatarla del campo de refugiados y llevarla hasta Francia? El velo, creada por Steven Knight, tiene los tonos de una serie emblemática para el género como Homeland, pero se diferencia al evidenciar casi desde el vamos que más que la geopolítica mundial, lo que le interesa es el conflicto de los personajes con su identidad y con el pasado. De ahí que hayan pensado para interpretar a la agente en Elisabeth Moss, una actriz que tenemos más de dramas que de relatos de acción y espionaje. Precisamente, cuando mejor funciona esta miniserie es cuando se centra en el vínculo entre ambas mujeres (la otra es Yumna Marwan, también sobresaliente), quienes juegan un juego de gato y ratón constante, restando información cuando quieren y aportando datos cuando les conviene. Hay también una subtrama que involucra a las agencias, especialmente una disputa entre norteamericanos y franceses, que resulta un poco caricaturesca (Josh Charles está pasado de canchero), sin entrar en detalles que la agencia gala parece algo despoblada, como si el presupuesto de El velo se hubiera gastado en otras cosas y sólo les hubiera alcanzado para la representación con dos personajes, un escritorio y una computadora. Aunque tal vez el mayor problema de El velo sea que arma un conflicto que pone al mundo como una olla a presión, para terminar resolviendo todo en el contexto de lo personal e individual. De todos modos, ahí están Moss y Marwan para ponerle solidez a aquellos pasajes que resultan más endebles. Dos buenas actrices que se lucen, aunque el material que tienen entre manos no sea del todo logrado.
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